En otra locación, en alguna zona subterránea, había ciempiés de diversos tamaños, huevos, y un ser extraño sentado con los más pequeños caminando a su alrededor.
-Esto no puede seguir así, esas bestias me impiden expandirme. Y ese forastero que apareció podría complicarlo todo ¿Qué puedo hacer?-¿Y si dejas de jugar y liberas tu plaga de una buena vez?
Aquel ser se levantó de golpe, muy asustado. La voz parecía de una jovencita ¿Cómo es que algo así lo aterraría tanto? Es claro que no se trataba de una chica ordinaria. Todos los ciempiés se alborotaron.
-Invertimos mucho tiempo en esto y no hemos visto resultados. Ya nos cansamos de esperar, rey ciempiés.
Se fue acercando a la propietaria de la voz, él era un ser antropomórfico con partes de ciempiés en su cuerpo.
-Por favor, tenga paciencia. Eh tratado de expandirme pero esa tribu…
-Ya…suficiente…está bien. Hoy me siento generosa, te daré una oportunidad para mostrar resultados, pero si no. Bueno, lo dejo a tu imaginación cariño. Se acerca en un instante y pone su mano en la cara del rey, lo que provoca en él un escalofrió brutal por el miedo.
-Recuerda, última oportunidad. Ha, ha, ha. Se ve un brillo inquietante en los ojos de aquella chica misteriosa.
-C…como diga…voy a lanzar un ataque mañana temprano.
-Excelente. Ella le roza el cuello y la barbilla suavemente y desaparece. El rey tiembla de miedo y furia.
-Maldición, ah ¡Maldición, ahora! ¡Crezcan mis bebes, crezcan! [Si me excedo podría morir, pero si no hago algo pronto, me matarán. No tengo más opción] ¡Crezcan! ¡Por Zakret Iblis!
Los ciempiés se retuercen de dolor, los huevos se rompen, y empiezan a desarrollarse en tamaño y forma.
Llego el amanecer y la tribu se preparaba para otro día. Ryohan despierta y se da cuenta que no está a la intemperie.
-Oh, cierto, la tribu me invito a su cena. Vaya, fue agradable ¿Eh?
Algunos niños estaban durmiendo con su chaqueta usada como cobija. Él sonríe y toma a los niños para arroparlos, se pone su chaqueta y sale de la tienda.
Los que lo ven lo saludan y se encuentra con Dona.
-¿Descansaste bien?
-Oh, claro, gracias por preguntar…oye, no te preocupes, me marchare tan pronto me ocupe de algo.
Dona lo miro extrañada ¿Había una razón que lo trajo a este árido lugar? Era lo que pensaba. Entonces notó que tenía un objeto brillando en su cintura.
-Disculpa, pero eso es extraño ¿Qué tramas? Lamento ser grosera pero no confío en ti…eres muy sospechoso.
Ryohan se frota sus ojos para terminar de despertar y mira a Dona quien no podía dejar de observarlo con algo de enojo. Entonces sonríe un poco, extrañando a la venada.
-Descuida, lo entiendo. Han pasado por mucho por culpa de los ciempiés; como dije anoche, no hace falta que seas amable conmigo, pero créeme. No quiero herir a nadie, es más; no pienso dejar que esos insectos sigan causando daño.
Dona quedo sorprendida con ese comentario, el en serio decía que quería derrotar a los ciempiés. Se notaba en su cara.
-Bueno, creo que debo buscar a Sabure, hay algo que quiero decirle, también quiero agradecerle.
-Espera ¿Por qué? ¿Por qué querrías involucrarte en esta batalla? No tiene nada que ver contigo.
-Porque tengo la fuerza para enfrentarlos. Bueno, eso, y que ustedes fueron amables conmigo a pesar de todo. No puedo ignorar su problema, y menos si sé que puedo ayudarlos con mi fuerza.
-…Tu…eres raro.
-He, he ¿En serio? Bueno, en fin, tengo que buscar a Sabure, gracias por escuchar. Ryohan toma el emblema que brillaba y siguió la dirección a la que apuntaba.
Dona lo observo con una leve sonrisa, y a lo lejos, Galat observaba esa conversación.
- [Es un muchacho interesante] He… Dona, es hora de trabajar, vamos, o no terminaremos. Se acerca fingiendo no haber escuchado.
-¿Eh? Oh, jefe, ya voy.
-¿Qué tanto hablaban tú y el forastero?
-De nada, no se preocupe, solo ofrecía su ayuda.
-Ya veo…su ayuda ¿eh?
- [¿Qué le estará pasando al jefe? se ve animado]
Mientras Ryohan buscaba a Sabure, le dijeron que se dirigió a cazar ciempiés. Justo cuando se iba a marchar a su localización lo vio corriendo hacia la aldea.
-Sabure oye, volviste rápido de cazar, que inus…
Sabure ignoro al mapache que cruzo por ahí. Se fue corriendo a un lugar alto, lucía alterado.
- ¡Oigan, escuchen, los ciempiés…ah, ah! ¡Los ciempiés vienen para acá en gran cantidad! ¡Tenemos que movernos, estamos en peligro! ¡Dense prisa!
Todos se alteran con ese anuncio, y empiezan a moverse para estar a salvo, una vez hizo eso, se puso en marcha para volver a luchar.
-Espera, Sabure.
-No tengo tiempo padre, se acercan ¡Debo detenerlos!
-No seas estúpido, no puedes pelear tu solo con tantos. Espera y ve con el grupo de caza.
-No hay tiempo, debo detenerlos antes de que lleguen.
-Sería mejor que vayas con un grupo, y si hablas de un grupo numeroso, lo mejor es defender la aldea.
-Yo los puedo detener con mi poder.
-¡No es lo mismo pelear con uno a pelear con un grupo! ¡No seas insensato!
Sabure aprieta los dientes y decide salir a correr, ignorando a su padre.- ¡Sabure!
-No puedo perder el tiempo aquí ¡Si sigo esperando nos matarán a todos!
- Espera…ugh [Ay, este muchacho]
Ryohan detiene a Sabure en su intento por lanzarse al combate. -Espera, si lo que dices es cierto, será mejor atacar en grupo.
-Si espero demasiado, será el fin de la tribu, no puedo perder el tiempo esperando ¡Debo ir ya!
-Tu sabes mejor que nadie lo peligrosos que son, no podrás con tantos.
-No lo entenderías. Decía con algo de temblor en su voz y levanta la cabeza. -¡Déjame! Sabure se logra soltar poniendo mucha fuerza, perdiendo unos cuantos pelos. Muerde su lanza y corre en cuatro patas.
Ryohan mira los pelos en su mano, los aprieta, y lo mira preocupado.-Sabure.
-No tiene caso, Sabure no es de los que se detengan cuando hay que luchar o cuidar de la tribu…siempre está esforzándose en exceso. Dona decía todo eso con un semblante lleno de tristeza.
-…Hay que ayudarlo, si hay más ciempiés, él va a…
-Él no morirá fácilmente, yo lo sé muy bien.
Ambos vieron a Galat de brazos cruzados viendo a Sabure alejándose.
-Pero por supuesto, ni él podría cargar con tanto, debemos ir.
-Jefe.
-Yo los ayudare, no abandonare a Sabure a su suerte. Dijo Ryohan, y se acerca a Galat.
-Sabía que dirías algo como eso… ¡Escuchen! Debemos organizar un grupo que combata a los ciempiés, mi hijo los frenara y nosotros los aplastaremos. No dejaremos que nos destruyan ¡Es la hora de luchar!
-¡Siiii!
Todos los presentes se movilizan, buscan armas y algo de protección, un par de guerreros le traen algo a Galat.
-Aquí está su escudo, jefe.
-Gracias muchachos.
Se lo coloca en el brazo izquierdo, es un escudo con una cuchilla en la parte cerca de la mano.
-Una vez listo el grupo, nos dirigiremos al campo de batalla. No se retrasen ¿Quedó claro?
-¡Si, señor!
-Entonces ¡Muévanse!
Todos se movilizaban, Ryohan se arremango y Dona se acercó a él.
-¿Seguro que no quieres algo para tu protección?
-Estaré bien, no te preocupes. En caso de emergencia tengo una protección especial.
-De acuerdo…Bien, es el momento. Vamos a ponernos en marcha jefe.
-¡Es el momento! ¡Vamos a proteger lo que es nuestro! ¡Ya hemos soportado la plaga de ciempiés por mucho tiempo! ¡El plan está muy cerca de realizarse! ¡Y para llevarlo a cabo debemos sobrevivir a esta batalla! ¡Un grupo irá al frente y el otro se encargara de proteger la aldea en caso de que algunos crucen! ¡No cederemos ante nada! ¡Somos fuertes! ¡Somos feroces! Somos. Inhala todo lo que puede para lanzar las palabras a todo pulmón ¡La tribu Fauces Diurnas! ¡Y hoy vamos contra nuestros enemigos con todo el honor de ser miembros de esta gran familia! ¡Ahora, al ataque!
-¡Siiiii! Todos se pusieron en marcha para empezar el combate, con un brillo de esperanza en sus ojos.
Ryohan estaba muy motivado también. -Eso sí que fue un discurso.
-No, fueron los sentimientos del jefe, sentimientos que todos compartimos. Sobre todo él y su hijo…Ya perdimos mucho a causa de esos insectos.
-Dona…te prometo que haré todo lo que pueda para derrotar a los ciempiés, y para que Sabure este a salvo. Aunque es muy fuerte, tal vez no me necesite…
-…Tal vez si te necesite, él es fuerte, pero también descuidado y testarudo. Siempre ha sido así…desde ese día.
-¿Ese día? [¿Le ocurrió algo malo?]
-En nuestra tribu, es tradición entregarle a los niños un arma a su elección, un arma que los acompañara para toda la vida. El día que Sabure recibió la suya, fue el día que aparecieron los ciempiés, y también…el día en que perdió a alguien que amaba mucho.
Ryohan se sorprendió. Ahora era lógica la reacción de Sabure hace un rato, era una batalla muy personal. Él quería saber.
-¿Qué ocurrió?
-Descuida, no es algo que necesites saber. Ella trata de seguir su camino, pero Ryohan la toma del hombro para frenarla.
-Oye ¿Qué haces? No tenemos tiempo para que intentes conocerme mejor.
-Por favor, dímelo ¿Qué fue lo que ocurrió?
-[¿Por qué le preocupa tanto?] Tú. Dona ve que tiene una mirada de preocupación genuina por Sabure ¿cómo podía sentirse así por alguien que ni siquiera conocía? Sin embargo, cedió y le señalo que sigan corriendo.-Está bien, si en serio quieres saber, te lo contaré, pero solo porque muestras autentica preocupación por Sabure ¿Entendido?
-Si, en serio te lo agradezco. Ryohan esbozo una sonrisa serena y Dona se dispuso a hablar mientras corren.
-Todo comenzó hace ya más de ocho años, en la elección de las armas. Todos los niños que cumplieron nueve años se reunían para tomar su decisión.
+Era un día muy esperado por todos, incluidos yo y Sabure, aunque él tenía otro pensamiento en ese momento. Hace poco su abuelo, el anterior jefe había fallecido, y él en serio quería elegir su arma con el dirigiendo la ceremonia.
-Vamos Sabure, yo también extraño al jefe, pero es un día importante, él querría verte emocionado. Dijo una pequeña y preocupada Dona.
-Si…seguro…ah, creo que no tengo muchas ganas de hacer esto. Voy a trepar o algo. El pequeño lobo estaba decaído y mirando sus pies.
La pequeña Dona estaba triste al no poder hacer nada. En eso, alguien se mete en el camino de Sabure.
-Sabure ¿Qué ocurre? No te ves muy emocionado.
-No tengo ganas de hacer esto…solo quiero estar solo ahora.
Sabure hablaba con una loba con un tono gris opaco, la cual lo alzo en sus brazos.
-Ya, ya, mira. Sé que extrañas al abuelo, yo también lo extraño.
-Pues no lo muestras, ni tampoco papá.
-Claro que sí, tú sabes que él se quedó más tiempo en donde ahora…descansa. Pero no puede vivir solo extrañándolo, ahora tiene una gran responsabilidad y necesita nuestra ayuda.
El pequeño Sabure estaba a punto de llorar, sus ojos estaban vidriosos. Y cuando empezaron a caer lágrimas, su madre las seco con su dedo.
-¿Qué te parece esto? Si terminas la ceremonia te prometo que pasaremos un buen tiempo los tres juntos, tú, yo y papá. Pero necesito que pongas un esfuerzo de tu parte ¿Bien?
El pequeño lobo se aferró a ella empezando a llorar con un poco de fuerza.
-Ya, ya, vamos, es hora. Buena suerte. Ella le da un pequeño empujón.
+Si había alguien que sabía subirle el ánimo era la esposa del jefe Galat, su madre. La señora Ratsha.
+Ella siempre mostraba mucha preocupación por todos, sobre todo por los niños, y en especial, por su único hijo. Era una parte muy importante en la tribu.
Ryohan agacho la mirada con algo de tristeza y Dona se tomó un momento para calmarse y seguir hablando.
+Una vez que Sabure se animó un poco se reunió con nosotros y el jefe comenzó con la ceremonia.
-Llego el momento, ustedes son los siguientes para continuar con nuestra sagrada tradición. Donde dan su primer paso a la vida adulta y en el que eligen su herramienta de por vida.
Galat se apartó y dejó ver a los niños un amplio número de armas aún en perfectas condiciones. Ratsha miraba entusiasmada y ansiosa al igual que los niños.
-Observen bien, piensen bien. El arma que elijan será una parte de ustedes, así que tómenselo en serio. Ahora, fórmense.
Los niños se pusieron en fila y fueron eligiendo su arma en silencio, hasta tomarla y emocionarse, Dona dudo un momento, hasta que vio un arco y se enamoró a primera vista.
+Je, je, je. Vaya, siempre me da pena recordar ese momento. Yo fui directo a mostrársela a Sabure, y pude notar claramente su ansiedad.
El pequeño lobo miro durante bastante tiempo, no sabía cuál de todas esas armas sería “él arma”. Ya empezaban a impacientarse algunos de los observadores y los niños que faltaban, lo que lo puso nervioso. Miró de re ojo a su padre y madre, quienes estaban observando con tranquilidad. Fue entonces que, sin querer, piso un arma, parecía una garra de lobo. Era una lanza; solo la hoja, pero quedó fascinado con ella. Decidió que sería esa.
+Sabure corrió emocionado a enseñármela, estaba muy feliz de verlo sonriendo de nuevo, y luego se la enseño a la señora Ratsha.
-Madre, madre, mira. Es una garra, va perfecta conmigo. No sé cómo la voy a usar, pero debe haber un modo.
-Sabure, eso es una punta de lanza, hay que ponerle un palo.
-¿Eh? ¿En serio? Mirando rápidamente a su arma y a su madre.
-Algunas armas no vienen completas, mira a Dona por ejemplo. Necesitará flechas, o ese arco no le servirá para nada.
-Ya veo, bien, voy a mostrársela al abuelo, seguro que podrá escucharme.
-Entiendo, pero primero espera que termine toda la ceremonia.
-¿Eh?...Esta bien.
-Je, je, buen chico. Ratsha le acaricia la cabeza y la ceremonia continua.
Al finalizar todos se pusieron frente a Galat.
-Felicidades a todos, veo que quedaron conformes con sus elecciones. A partir de ahora, crecerán con esas armas; sean responsables, mejoren y siéntanse orgullosos de pertenecer a la tribu…de pertenecer…a esta familia ¿Entendido?
-¡Si! ¡Gracias por sus gentiles palabras! ¡Jefe Galat!
-Bien, ya pueden retirarse. Descansen bien futuros guerreros.
+Luego de eso vi como Sabure corrió hacia una dirección diferente, iba a visitar la tumba del jefe Gealachlán (luna completa en Irlandés), su abuelo.
El pequeño lobo puso su arma frente a aquella tumba, con un semblante serio para aguantar las lágrimas.
-Abuelo, ya la conseguí. Resulta que elegí una lanza, al igual que la que tú tenías…snif…abuelo, te extraño. Sé que mamá y papá también, pero no podemos hacer nada para traerte de nuevo. Así que; voy a volverme más fuerte, los ayudaré a todos, y algún día, yo seré el jefe. Pero antes debo volverme más fuerte. Aunque no estoy muy seguro de cómo hacerlo todavía, pero lo averiguare…bueno, nos vemos. Hoy vamos a pasar la noche juntos.
Más tarde, después de la cena, Sabure miraba algo que le lego su padre, que le había sido entregado a él por su padre, era alguna clase de libro lleno de imágenes, que él llamaba pinturas, de distintos lugares. Estaban viéndolas muy atentos, sobre todo Sabure.
-Wow ¿En serio el abuelo estuvo en todos estos lugares?
-Ay, que muchacho, ya te lo había dicho. Esto fue un regalo de un viajero que conoció tu abuelo.
-Pero, sabes hijo, muchos de esos lugares podrían estar allá afuera. Más allá de estas tierras.
-¿En serio?
-Bueno, es posible.
-Ay, mamá.
Galat se acercó a Sabure para acariciar su cabeza.
-¿Papá?
-Yo creo que…sería bueno ver lugares como esos en persona. Sabure, siempre vez ese libro ¿Deseas salir de viaje o algo así? Bueno, no tiene nada de malo.
-…Tal vez. Me gustaría ver lugares nuevos, pero también quiero cuidar a la tribu, todo lo que conozco y que me importa está aquí. No podría dejar todo por un capricho…porque algún día, yo seré el jefe.
Galat y Ratsha miraban con ternura y apreció a su pequeño cachorro, tenían confianza en él. Paso parte de la noche y se fueron a dormir, el pequeño quedo abrazado a su madre y era cubierto por el brazo de su padre.
Llegó un nuevo día y Sabure armo su lanza, era pequeña y con una punta grande, pero él la maniobraba de alguna manera.
+Ese día todo comenzó, en un día tan pacífico. Yo estaba armando unas cuantas flechas, y Sabure estaba entrenando.
-Qué bueno que ya estas animado Sabure.
-Claro ¡Hiya! ¡Woah! No puedo estar deprimido para siempre, algún día yo seré el jefe de la tribu. Y para lograrlo tengo que volverme más fuerte.
-¿Tu, el jefe? ¿Si sabes que el jefe debe ser el más responsable, no?
-¡Hiya!...oye ¿Qué estás tratando de decirme?
-Je, je, je, nada [creo que tendré que ayudarte]…Listo, termine mis flechas.
-¡Es terrible! ¡Es terrible! ¡Estamos en peligro!
Los niños observaron como uno de los vigilantes corría para avisarle al jefe sobre una amenaza venidera.
+Nosotros nos quedamos en ese lugar, no sabíamos que estaba pasando. De un momento a otro, vimos a unos cuantos miembros de la tribu y al grupo de caza. Sabure corrió hacia su madre, la líder de los cazadores.
-Madre ¿Qué pasa, madre? ¿Hay algún problema?
-No es nada mi pequeño, solo unos insectos extraños. Los acabaremos en un momento.
-Yo te ayudo, eh estado entrenando.
-Lo siento Sabure, esto es algo muy peligroso. Aun eres muy pequeño.
Ratsha acaricia la cabeza de Sabure, quien estaba muy preocupado.-Descuida, acabaremos pronto, y mañana empezaremos a practicar tu manejo de lanza.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo, tu solo espera…De acuerdo, hora de irnos. Muévanse.
Dicho eso, todos se pusieron en marcha para combatir a la amenaza. Sabure corrió un poco hacia el grupo, estaba muy preocupado, entonces Dona se acercó para calmarlo.
-No te preocupes, la señora Ratsha es muy fuerte; uno de los miembros más fuertes de todo el grupo, no, de toda la tribu. Pronto vendrá con todos para celebrar.
-…Si…si, tienes razón, mi madre y todos estarán bien…debo seguir con mi entrenamiento.
+Nos concentramos tanto en el entrenamiento que ya estaba a punto de oscurecer. Habíamos olvidado nuestra preocupación por un momento. Hasta que nos percatamos del regreso de todos.
-Ya volvieron, mira Dona.
-Qué alivio, vamos a recibirlos.
+Corrimos con unas sonrisas en un mal momento. Recién al acercarnos nos percatamos de lo que sería una gran tragedia.
Los dos niños vieron como algunos estaban muy heridos, otros que habían desaparecido, y varios que ya no mostraban señales de vida.
+Sabure empezó a preguntar por la señora Ratsha, después de un rato, llegaron otros a ayudar a los heridos y entonces llegó el jefe Galat, quien ayudo a una malherida Ratsha.
+Todos ayudamos a armar un lugar para atender a las víctimas. Después de que cada uno fue llevado con su familia y se anunció a los fallecidos, el jefe fue con la señora, quien estaba siendo cuidada por Sabure, quien no podía resistir el llanto.
-No…por favor no…mamá, no.
-Ratsha…lo siento…debí haber estado allí. Galat tomo la mano de su esposa.
-Tranquilo cariño, tenías que quedarte para cuidar la aldea…y era mi trabajo…ugh…ir a luchar…esos ciempiés…
-Lo sé, ya me lo informaron, ciempiés monstruosos, y algunos de gran tamaño…uno de ellos…Miro el vientre de Ratsha, era una herida grave.
-Sí, creo que tienen no solo fuerza, sino también veneno. Pero logramos detenerlos…aunque en el último segundo.
-Por favor, guarda tus energías.
A duras penas negó con la cabeza y se puso a acariciar a su hijo.
-Sabure…escúchame.
-No…no, madre…descansa para que…snif, para que te recuperes.
-Lo…siento, no es un rasguño pequeño…me siento débil, no quiero malgastar la fuerza que me queda. Así que…necesito que escuches.
Sabure negó incesantemente y con incontrolables lágrimas.
-Sabure…debes cuidar de la tribu…un día tendrás que luchar…..Con los ciempiés, ugh. No debes dejarte llevar por la ira; se…sé que estás triste ahora, pero no es el fin. Sé que crecerás, y llegará el día en que…todos podrán vivir en paz de nuevo.
-Ugh, mamá…no me dejes, no tu también.
-No te preocupes, siempre…siempre estaré contigo, en tu corazón, y en tus recuerdos, así como tú en los míos. Siempre voy a cuidarte y a amarte. Y un día…después de que logres todo lo que te propongas, nos veremos de nuevo. Y…claro…también te extrañare…Galat…cariño…ven por favor.
Ambos abrazaron a Ratsha y cada uno no pudo evitar liberar un fuerte llanto. Galat y Ratsha se miraron por última vez, ella mantuvo una tenue y sincera sonrisa
-Ay…Ratsha, perdóname…Ratsha…te amo.
-Yo también te amo…los…a…mo.
+Esas fueron las últimas palabras de la señora Ratsha. Nadie pudo contener las lágrimas esa noche, ni yo, ni Sabure, ni siquiera el jefe Galat.
-Perdimos a muchos en esa primera batalla…ya tuvimos…suficiente.
Continuara…
No hay comentarios:
Publicar un comentario